La composición de El Greco, originalmente situada en el ático del retablo mayor de la iglesia del monasterio toledano de Santo Domingo el Antiguo (1577-1579), está inspirada en una xilografía de Alberto Durero (1511), en la que aparecía la Trinidad, organizada como "trono de misericordia", con Dios Padre recogiendo en su regazo el cuerpo muerto de Cristo, rodeada por ángeles con los símbolos de la Pasión, instrumentos que desaparecen en el lienzo del cretense. A partir de este modelo, Theotocopoulos introdujo diferentes novedades, como el tratamiento anatómico y compositivo de la figura de Jesús, en el que los ecos de la escultura de Miguel Ángel -estatua de San Lorenzo de Médici y Piedad vaticana- son claros.
La belleza, muy estilizada, del cuerpo de Cristo, fuertemente relevado y lleno de peso, y la serenidad de su rostro, contemplado amorosamente por el Padre, contrastan con la expresividad y el movimiento de los ángeles que, con su elegancia y su fuerte colorido, constituyen una especie de orla que rodea al grupo principal, inundado por una luz claramente sobrenatural procedente de una nube dorada, contra la que se recorta la paloma del Espíritu Santo.
El concepto del naturalismo de El Greco se basa en el juego del color y la luz y el movimiento corporal anímico. Este cuadro se expone en el Museo del Prado y fue adquirido por Fernando VII en 1827
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